La esencia del conocimiento. El problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad y sus implicaciones en la teoría educativa

Dr. José Nava Bedolla

INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO (ISCEEM)

RESUMEN

La dificultad sobre la existencia y/o inexistencia de la realidad es un problema epistemológico que puede tener más de una solución desde distintos supuestos filosóficos, que dependen de la facultad o facultades que el sujeto cognoscente ponga en práctica a partir de sus intereses existenciales.

Dichas necesidades se refieren a suponer que la realidad existe independientemente del sujeto cognoscente, estimar que se trata de ideas, categorías, nociones o conceptos inventados por el alma humana, o a sospechar de una combinación entre ambos.

En el ámbito educativo, es posible observar que las explicaciones de los fenómenos pedagógicos están determinadas por los beneficios reales de los sujetos que los elaboran. En consecuencia, las teorías de la educación promuevan discursos diferentes y contradictorios sobre los hechos educativos.

Palabras clave: intereses, razón, sentidos, supuestos, realismo, idealismo, fenomenalismo, teoría, etc.

ABSTRACT

The difficulty about the existence and / or non-existence of reality is an epistemological problem that can have more than one solution from different philosophical assumptions, depending on the faculty or faculties that the knowing subject puts into practice based on his existential interests.

These needs refer to assuming that reality exists independently of the knowing subject, to estimating that it is about ideas, categories, notions or concepts invented by the human soul, or to suspecting a combination of both.

In the educational field, it is possible to observe that the explanations of the pedagogical phenomena are determined by the real benefits of the subjects who elaborate them. Consequently, theories of education promote different and contradictory discourses about educational facts.                                        

INTRODUCCIÓN

¿Es posible conocer la realidad?, ¿cuál es la fuente de los saberes humanos?, ¿qué es la ciencia?, ¿cómo se clasifica?, ¿con qué criterios se puede aceptar que cierto conocimiento sea verdadero o falso? Estas preguntas no han sido resueltas de manera definitiva. ¿A qué se deberá?, ¿tendrán más de una solución? De ser así, ¿dichos procedimientos serán afines o contradictorias y por qué? Algún recurso, ¿será mejor que los otros?, ¿por qué? 

Por medio de este artículo se sugieren algunos elementos para la comprensión de las cuestiones mencionadas y se abre la discusión haciendo una invitación a los asistentes para reflexionar sobre los problemas del conocimiento humano, las facultades con las que se pueden resolver, los supuestos que se utilizan para tal efecto, a partir de los intereses existenciales del investigador.

En la primera parte (I. Los problemas del conocimiento humano), se realiza un mapeo sobre las principales dificultades de los saberes humanos: definición, características, elementos, función, finalidad, clasificación y otros aspectos con miras a ubicar la problemática del fenómeno en estudio.

En segunda parte (II. Los supuestos filosóficos con los que se pueden resolver los problemas del conocimiento) se realiza otro mapeo sobre el concepto “supuestos filosóficos”: definición, características, elementos, función, finalidad, clasificación y otros aspectos y se precisa la relación entre éstos y las capacidades cognitivas del sujeto cognoscente.

En la tercera parte (III. ¿Cómo resolver el problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad?) se analizan las diferentes maneras en que se puede resolver el problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad mediante la utilización de distintos supuestos filosóficos que se derivan de diferentes capacidades que el sujeto cognoscente puede poner en juego para solucionarlo. En esta parte es donde se establece la relación entre el problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad y los supuestos filosóficos con los que es y/o puede ser resuelto dependiendo de los intereses reales del sujeto cognoscente.

En la cuarta parte (IV. Implicaciones ontológicas de la existencia y/o inexistencia de la realidad en la teoría educativa) se abordan los diferentes y contradictorios discursos que, sobre los fenómenos educativos, son elaborados desde las diferentes teorías de la educación, cuando pretenden definir el concepto de alumno, la noción de maestro, la idea de aprendizaje, establecer las metas de la educación, el papel del maestro, la motivación, la metodología de la enseñanza o la evaluación.

Si este artículo logra despertar la curiosidad de los lectores por explorar, describir, explicar, interpretar o comprender los distintos supuestos con los que se pueden resolver los problemas filosóficos del conocimiento humano y sus implicaciones sobre las teorías de la educación, el mismo habrá logrado su cometido.

I. Los problemas del conocimiento humano

El conocimiento humano se puede entender como un proceso en el que se relacionan un sujeto cognoscente y un objeto por conocer. Esto se puede entender en el sentido de que los elementos esenciales de todo proceso de conocimiento son el sujeto, el objeto y la relación de conocimiento.

Antes de establecerse dicha relación, ambos elementos sólo son entes -seres que existen independientemente el uno del otro-. Ambos se encuentran en la esfera ontológica, en la realidad, misma que puede ser concreta o abstracta.

El objeto de conocimiento surge en tanto que un ente fija su atención en otro ser cualquiera (material o inmaterial) con la intención de conocerlo porque “…la objetividad se convierte con la intencionalidad precisamente porque el objeto conocido no se da de suyo…” (Polo, 2006, p. 41) y, a su vez, el ser humano que fijó su atención en otro ente con la intención de conocerlo, de simple ser que era, antes de fijar sus facultades cognoscitivas en otro ente para conocerlo, se transforma en sujeto cognoscente; “…el conocimiento es un acto, espontáneo en cuanto a su origen, inmanente en cuanto a su término, por el que un hombre se hace intencionalmente presente alguna región del ser…” (Verneaux, 2011, p. 103-104).

El problema del conocimiento nace cuando el sujeto pretende establecer la relación de discernimiento con el objeto, debido a que ambos se encuentran en mundos diferentes, distintos y, hasta contrarios: el sujeto es el alma humana y, por lo mismo, se encuentra en la esfera psicológica. En cambio, el objeto es la realidad (que puede ser material o inmaterial), pertenece a la esfera ontológica. Hessen (2011) afirma que “…el conocimiento se presenta como una relación entre estos dos miembros que permanecen en ella eternamente separados el uno del otro…”. (p. 15)

El hecho de encontrarse en distintas esferas hace imposible que la relación de conocimiento entre el sujeto y el objeto sea esencial, es decir, que se fusionen, literalmente. Por tal motivo parece ser imposible conocer la esencia de la realidad. Cuando el sujeto pretende aprehender al objeto choca -literalmente- contra una barrera que le impone la realidad. Son mundos diferentes en los que existen el sujeto y el objeto y, por eso, no se pueden unir.

Como el discernimiento -en esencia- es imposible, surge el problema del conocimiento: “…el espíritu no puede salir de sí mismo para coincidir con las cosas…una cosa no puede entrar en el espíritu…” (Verneaux, 2011, p. 77). Ni la conciencia puede salir de sí misma para penetrar la esfera del objeto, ni éste puede entrar en la mente. El conocimiento de la realidad, en esencia, es imposible; se puede estimar que los seres humanos no nacimos para conocer la esencia de la realidad.

Dice Hessen (2009) que

…vista desde el sujeto, esta aprehensión se presenta como una salida del sujeto fuera de su propia esfera, una invasión en la esfera del objeto y una captura de las propiedades de éste. El objeto no es arrastrado, empero, dentro de la esfera del sujeto, sino que permanece trascendente a él….(p.16)

Al sujeto le es imposible penetrar la esfera del objeto. Es por ello que la relación de conocimiento sólo se puede dar en el mundo gico, en la esfera discursiva. Todo lo que un sujeto pueda decir sobre determinado objeto, no será la realidad del objeto, lo que éste es, sino sólo un discurso sobre el mismo, será un lenguaje sobre el objeto, una disertación elaborada por un sujeto que no forzosamente coincide con el razonamiento elaborado por otro sujeto “…el lenguaje humano no está hecho para hablar de conocimiento: la formalidad lingüística no es la cognoscitiva…” (Polo, 2006, p.14). Todos los seres humanos sentimos y pensamos de manera diferente. Es una de las razones por la que los sujetos tendrán que ponerse de acuerdo sobre lo que se debe entender por determinado objeto.

Si fijo mi atención en las cuestiones siguientes: ¿Quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿dónde estoy?, ¿qué hago aquí?, con la finalidad de resolverlas, automáticamente me transformo -de simple ente que soy en la realidad (esfera ontológica)- en sujeto (esfera psicológica) y, por el mismo acto realizado, las preguntas mencionadas -de simples entes que eran antes de que yo fijara mi atención en ellas con motivo de conocerlas (esfera ontológica)- se transforman, a su vez, en objetos por conocer (pero ellas continúan en la esfera ontológica, mientras que yo paso a la esfera psicológica). Al suceder esto, ocurre un desdoblamiento de mi ser, quedo fuera de la esfera ontológica y, por lo mismo, paso a otra realidad: la esfera psicológica, porque quien conoce es mi espíritu.  Ante la imposibilidad de traspasar la realidad de las cuestiones mencionadas, me es imposible penetrar su esencia y jamás podré conocerlas, porque me encuentro, como sujeto en otro mundo, en una realidad diferente a la del objeto. Se puede concluir que la realidad es incognoscible en esencia, que el conocimiento de los fenómenos es un problema que no tiene solución definitiva. Así,

…el objeto y el sujeto son definibles únicamente por su relación mutua que es el conocimiento. ¿Qué es un objeto, una cosa, un ser? Lo que aparece a un sujeto. ¿Qué es un sujeto, una conciencia, un espíritu? Aquello en quien o a quien aparece un objeto…. (Verneaux, 2011, p. 72)

La realidad trasciende al sujeto cognoscente, es decir, está fuera de él, en otro mundo. Si el conocimiento de la realidad es imposible en esencia, también lo es el conocimiento de ese conocimiento. Esto se refiere a los problemas mencionados en la presentación de este trabajo: ¿es posible conocer la realidad?, ¿cuál es la fuente de los saberes humanos?, ¿qué es la ciencia?, ¿cómo se clasifica?, ¿con qué criterios se puede aceptar que cierto conocimiento sea verdadero o falso? (Hessen 2009). Estas preguntas cuentan con más de una solución. ¿A qué obedecerá que todas y cada una de las cuestiones anteriores pueden contestarse de muchas y diferentes maneras, incluso contradictorias entre sí? Se trata de los problemas filosóficos del conocimiento. Tal como podemos observar en la tabla No 1.

Tabla 1. LOS PROBLEMAS FILOSÓFICOS DEL CONOCIMIENTO HUMANO

NO. P.

PREGUNTA

TEMA

1

¿Es posible conocer la realidad?

EL PROBLEMA DE LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO

2

¿Cuál es la fuente del conocimiento?

EL PROBLEMA DEL ORÍGEN DEL CONCIMIENTO

3

¿Cuál es la esencia del conocimiento?

EL PROBLEMA DE LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO

3.1

EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN DE CONOCIMIENTO: ¿Quién determina a quién en una relación de conocimiento: ¿el sujeto al objeto, el objeto al sujeto o ambos se determinan recíprocamente?

3.2

EL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA DE LA REALIDAD: ¿Puede existir el objeto por conocer con independencia del sujeto cognoscente?

3.3

EL PROBLEMA DE LA COMPOSICIÓN DE LA REALIDAD: ¿La realidad es única, dual o múltiple?

4

¿Cómo se tipifica el conocimiento?

EL PROBLEMA DE LA CLASIFICACIÓN DEL CONOCIMIENTO

5

¿Cuáles son los criterios y conceptos de verdad que nos permiten aceptar un conocimiento como verdadero o rechazarlo por falso?

EL PROBLEMA DE LA VERDAD DEL CONOCIMIENTO

Fuente: elaboración propia

II. Los supuestos filosóficos con los que se pueden resolver los problemas del conocimiento

Es posible establecer que los problemas filosóficos del conocimiento que se mencionan se pueden resolver con distintos supuestos filosóficos.

Cuando un sujeto establece una relación de conocimiento con un objeto, utiliza ciertas estimaciones filosóficas mediante las cuales resuelve los problemas del conocimiento y, de esa manera, establece con el mismo una relación lógica, aunque no esencial con el objeto de estudio. ¿Cómo se lleva a cabo esa relación?

Los seres humanos venimos a este mundo con dos grandes facultades que, aunque no nos ayudan mucho para conocerlo en esencia, sí nos permiten relacionarnos con él: la razón y los sentidos; “…el conocimiento, en cuanto tal, es acto, y, al menos, ese acto es operación: a la operación corresponde un “objeto” …la operación supone una facultad…” (Polo, 2006, p. 15). Se entiende que todo conocimiento es un proceso en el que un sujeto cognoscente (facultad) se relaciona en términos lógicos con un objeto por conocer.

Si los seres humanos no podemos conocer la esencia de la realidad, al menos podemos conjeturar, qué es, cómo es, sus características, función, finalidad, clasificación, problemática; es decir, realizar un mapeo sobre todo aquello que podamos expresar sobre cualquier fenómeno.

Un supuesto es aquello que se debe suponer de antemano si se quiere llegar a un resultado deseado, es un postulado. Se trata de algo que es lógicamente necesario, que está implicado, supuesto. Es causalmente necesario, condición o resultado. Del latín supositicios, puesto en lugar de; es una expresión epistemológica de cualquier objeto que es supuesto por el espíritu sin darse realmente en la experiencia (Runes, 1998, p. 304 y 357).

La principal característica de un supuesto filosófico consiste en que solo se trata de un término o una idea, que se coloca en lugar de otra idea u otro término. El supuesto sustituye a la certeza del conocimiento. Epicuro (citado por Cassirer II, 1986: 169) sostiene que “…toda pregunta que podamos formular contiene y presupone siempre, necesariamente, determinadas <<anticipaciones del espíritu>>. Sin tales principios, jamás podría encontrar un comienzo nuestra investigación…”. A partir de los supuestos comienza nuestro “conocimiento” de la realidad. Al respecto presentamos la Tabla 2 .

Tabla 2. LOS PRINCIPALES PROBLEMAS FILOSÓFICOS DEL CONOCIMIENTO HUMANO Y LOS SUPUESTOS CON LOS QUE SE PUEDEN RESOLVER

P

R

O

B

L

E

M

A

S

F

I

L

O

S

O

F

I

C

O

S

D

E

L

C

O

N

O

C

I

M

I

E

N

T

O

POS

I

BI

L

I

D

A

D

S

U

P

U

E

S

T

O

S

DOGMATISMO: El sujeto sí aprehende realmente al objeto

ESCEPTICISMO: El sujeto no puede aprehender realmente al objeto

RELATIVISMO: Sólo hay verdades en relación a una humanidad determinada

SUBJETIVISMO: La verdad se limita al sujeto que conoce y juzga

PRAGMATISMO: Verdadero significa útil, valioso, fundamentado de la vida

CRITICISMO: Es posible conocer, pero no en esencia, porque cada sujeto siente y piensa diferente a los demás sujetos; porque la verdad cambia en tiempo, espacio y circunstancias; y porque todo conocimiento debe ser útil a quien lo formula y al grupo al que pertenece quien lo formuló.

 

O

R

I

G

E

N

S

U

P

U

E

S

T

O

S

RACIONALISMO: La fuente principal del conocimiento humano está en la razón, en el pensamiento

EMPIRISMO: La única fuente del conocimiento humano está en la experiencia

INTELECTUALISMO: La fuente y base del conocimiento lo son tanto la experiencia (primero), como la razón (después)

APRIORISMO: La experiencia (después) y el pensamiento (primero) son las fuentes del conocimiento

 

E

S

E

N

C

I

A

LA RELACIÓN SUJETO-OBJETO

SUPUESTOS

OBJETIVISMO: El objeto determina al sujeto

SUBJETIVISMO: El sujeto determina al objeto

DIALÉCTICA: El sujeto y el objeto se determinan recíprocamente

 

EL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA DE LA REALIDAD

SUPUESTOS

REALISMO: Además de los objetos ideales hay objetos reales, independientes del pensamiento

IDEALISMO: Todos los objetos poseen un ser ideal, mental

FENOMENALISMO: No conocemos las cosas como son en sí, sino como se nos aparecen

 

EL PROBLEMA DE LA COMPOSICIÓN DE LA REALIDAD

SUPUESTOS

DUALISMO: El pensamiento y el ser, el sujeto y el objeto están separados y en una eterna lucha de contrarios. 

MONISMO: El ser es materia y forma, pero es único y es un todo indivisible.

PLURALISMO: El número de sustancias es infinito.

 

TIPOS

DE

CONOCIMIETO

SUPUESTOS

CONOCIMIENTO RACIONAL: Mediato, discursivo

CONOCIMIENTO INTUITIVO: Inmediato. Conocer viendo

CONOCIMIENTO MIXTO: Racional-intuitivo o intuitivo-racional

 

CRITERIOS DE VERDAD DEL CONOCIMIENTO

SUPUESTOS

TRASCENDENTE: Concordancia del pensamiento con el objeto pensado

INMANENTE: Concordancia del pensamiento consigo mismo

MIXTO: Trascendente-inmanente o inmanente-trascendente

Fuente: elaboración propia.

De los cinco problemas filosóficos mencionados sólo se abordarán los inconvenientes de la esencia del conocimiento y, de este tercer problema, se acotará únicamente la dificultad sobre la existencia y/o inexistencia de la realidad.

III. ¿Cómo resolver el problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad?

¿Es posible la existencia del objeto con independencia del sujeto? Muchos filósofos se han formulado esta pregunta y la han resuelto en diferentes sentidos, dependiendo de sus intereses ontológicos, de la facultad o facultades que usen para tal efecto y del o los supuestos filosóficos en los que se ubiquen.

3.1 Resolviendo el problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad con los sentidos.

Si el sujeto resuelve el problema de la existencia y/o inexistencia de su objeto con los sentidos, va a terminar suponiendo que éste existe con independencia de su conciencia. Ello debe a ciertas necesidades ontológicas de movimiento, desorden, indeterminismo, inexistencia o unidad.

Se puede argumentar que -además de los objetos ideales- hay objetos reales, independientes del pensamiento (Hessen, 2011, p. 47-51) con motivo de privilegiar las experiencias, prácticas o usos de los sujetos; es decir, la realidad que experimentan o sienten los sujetos sobre los ideales de ciertos grupos humanos.

Se presume que existen objetos reales que actúan sobre los sentidos de los distintos sujetos provocando en ellos las percepciones. De esta manera se elabora un discurso sensual que privilegia lo subjetivo sobre lo objetivo, con criterios trascendentes de verdad en el sentido de hacer consistir la veracidad de los saberes con las condiciones reales que experimentan, sienten o perciben los sujetos. Aristóteles estima que las propiedades percibidas (empirismo) convienen también a las cosas (realismo), independientemente de la conciencia cognoscente. Lo que hay en el alma del ser humano son meros reflejos de los objetos de la naturaleza (sentidos). No existe nada en la mente que no haya estado antes en los sentidos (empirismo) (Hessen, 2011,p. 47-51).

3.2 Resolviendo el problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad con la razón.

Si el sujeto resuelve el problema sobre la existencia y/o inexistencia de su objeto de estudio con la razón, va a terminar suponiendo que éste existe en la medida en que es percibido por él. Ello se debe a necesidades ontológicas de orden, determinismo, quietud, inexistencia o dualidad:

…el conocimiento, concebido de modo ingenuo, es un proceso por el que elevamos a conciencia, reproductivamente, una realidad ya de por sí existente, ordenada y estructurada. La actividad que el espíritu desarrolla para ello se limita, así considerada, a un acto de repetición; se trata, simplemente, de copiar en sus rasgos concretos y de asimilarse un contenido que aparece ante nosotros en trabazón fija y acabada…(Cassirer , 1986).

Se afirma que sin sujeto no hay objeto, es decir, se supone que si no existe un sujeto que pueda dar cuenta de la existencia de la realidad, ésta -simplemente- no existe; y así se concluye que la realidad es ideal, porque es construcción del sujeto (idealismo subjetivo). De esta manera se elabora un discurso racional cuyos criterios de verdad son inmanentes, es decir, hacen coincidir la verdad del pensamiento con sus propias reglas racionales de creación.

Según Hessen (2011, p. 51-54), a diferencia de quienes resuelven el problema de la existencia de la realidad con los sentidos, quienes lo resuelven con la razón son de la opinión de que ésta posee un ser ideal, mental.

¿Con qué fin se puede utilizar este supuesto?

Se puede estimar que “…el auténtico saber no le es inculcado nunca al alma desde fuera, sino que brota de ella misma y es creado directamente por ella, aunque las impresiones recibidas del exterior le brindan la ocasión y el asidero…” (Platón, cit. en Cassirer, 1986).

¿Qué debemos suponer: que existe la realidad con independencia del pensamiento (realismo), que es construida por el sujeto a partir de las sensaciones (idealismo subjetivo); o que existe en el mundo de las ideas (idealismo objetivo)? Dependerá de los intereses y finalidades ontológicas del sujeto.

Platón opinó que la verdadera realidad se encuentra en un plano metafísico, más allá de este mundo, en el mundo objetivo de las ideas. A este tipo de idealismo se le puede llamar objetivo (Gaarder, 2001, p. 126-147), porque el problema de la existencia de la realidad se resuelve con la razón, debido a que -posiblemente- deseaba justificar el orden existente en la ciudad que habitaba.

3.3 Resolviendo el problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad con la razón y los sentidos.

Se puede conceder -a un mismo tiempo- que los objetos existen independientemente del pensamiento (realismo) y que -a la vez- son construcciones de los sujetos (idealismo subjetivo). Ello por necesidades de conciliación, avenencia o arreglo entre el orden y el caos, el determinismo y el indeterminismo, la quietud y el movimiento, la existencia y la inexistencia y la unidad y pluralidad de la realidad.

Parafraseando a Hessen (2011, p. 54-56), se estima que los sujetos cognoscentes no conocemos las cosas como son, en sí, sino como se nos aparecen (fenomenalismo). Desde este supuesto filosófico se considera el fenómeno, la apariencia. Los sujetos sólo podemos saber que hay cosas reales (realismo), pero no podemos conocer su esencia. Con el fenomenalismo se concede que los seres humanos sólo podemos saber que las cosas son (realismo), pero no lo que son. De esta manera se elabora un discurso de tipo mixto (sensitivo-racional o racional-sensual) con motivo de conciliar entre lo instituido y lo instituyente; es decir, entre el ser y el deber ser. 

 ¿Con qué fin se puede utilizar este supuesto? Una característica importante de este supuesto filosófico es que coincide con el realismo, en admitir cosas reales; pero también coincide con el idealismo, en limitar el conocimiento a la conciencia, al mundo de la apariencia; de lo cual resulta inmediatamente la in-cognoscibilidad de las cosas en sí. Se supone que las cosas no están constituidas como las percibimos. Las cualidades secundarias: olores, colores, sabores, etc., no convienen a las cosas mismas, sino que surgen sólo en nuestra conciencia (idealismo subjetivo). Una finalidad importante del uso de este supuesto es la conciliación de los contrarios para convivir en la diversidad (03).

 Tabla 3.  LOS SUPUESTOS FILOSÓFICOS CON LOS QUE SE PUEDE RESOLVER EL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA Y/O INEXISTENCIA DE LA REALIDAD

PROBLEMA

DEL CONOCIMIENTO

NECESIDAD

ONTOLÓGICA

FACULTAD QUE SE PUEDE UTILIZAR

SUPUESTO

FILOSÓFICO

DISCURSO

¿CUÁL ES LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO?

EL PROBELMA DE LA EXISTENCIA Y/O INEXISTENCIA DE LA REALIDAD

INEXISTENCIA

LA RAZÓN

IDEALISMO

El objeto existe por sí mismo con independencia del sujeto cognoscente (idealismo objetivo) o en la medida en que un sujeto cognoscente lo construye en la mente (idealismo subjetivo)

EXISTENCIA

LOS SENTIDOS

REALISMO

El objeto existe independientemente de que el sujeto cognoscente se relacione o no con él

CONCILIACIÓN ENTRE LA INEXISTENCIA Y LA EXISTENCIA O VICEVERSA

LA RAZÓN Y LOS SENTIDOS O VICEVERSA

FENOMENOLOGÍA

La realidad existe independientemente de que existan seres que la puedan conocer, pero cada sujeto cognoscente la percibe de manera diferente y sólo como un fenómeno en el tiempo, espacio y circunstancias existenciales

Fuente: elaboración propia.

Todo lo anterior se reduce a suponer la existencia y/o inexistencia de la realidad. Si se quiere inventar una “institución”, se argumentarán razones para ello; si se anhela derrocarla, los sentidos proporcionarán los argumentos necesarios; y si se quiere conciliar los contrarios, se podrán utilizar ambas cualidades.

IV. Implicaciones ontológicas de suponer la existencia y/o inexistencia de la realidad en las teorías educativas.

En la teoría educativa, dependiendo de la o las facultades cognoscitivas (la razón y/o los sentidos) que el sujeto que las elabore utilice para resolver los problemas del conocimiento en general y -en particular- el correspondiente a la existencia y/o inexistencia de la realidad, se exploran, describen, explican, interpretan o comprenden los fenómenos educativos a utilizando supuestos filosóficos racionales, sensuales o mixtos a partir de los intereses ontológicos (existencia y/o inexistencia de la realidad) del investigador o del grupo que lo financia.

Por cuestiones de espacio se analizarán únicamente las implicaciones ontológicas de la existencia y/o inexistencia de la realidad sobre las teorías conductista, humanista, psicogenética y sociocultural de la educación respecto de las metas de la educación, el concepto de aprendizaje, al papel del maestro, el concepto de alumno, la motivación, la metodología de la enseñanza y la evaluación, tomando como base, únicamente, la obra de Guzmán, Jesús Carlos y Gerardo Hernández Rojas (1993). Implicaciones educativas de seis teorías psicológicas. CONALTE - UNAM. Autores a quienes se reconoce su gran capacidad de síntesis y manejo de teoría educativa.

4.1 Implicaciones ontológicas de suponer la existencia y/o inexistencia de la realidad en la teoría conductista de la educación.

En el discurso educativo conductista se pueden apreciar claramente las consecuencias ontológicas de resolver los problemas del conocimiento en general -y en particular- el de la existencia y/o inexistencia de la realidad, con la razón: en estos saberes, es la inteligencia humana la que trata de poner orden en la realidad educativa (racionalismo) debido a la necesidad existencial del sujeto cognoscente o del grupo que lo financia de controlar la conducta humana.

El alma del sujeto cognoscente proporciona el supuesto necesario para resolver el problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad: ésta no tiene presencia propia con independencia del pensamiento: idealismo subjetivo. Se hace necesario modificar la conducta del sujeto cognoscente, es decir, determinar la actitud de los seres humanos para que ajusten actitudes a ciertos mandatos, establecidos o que se desea implantar.

El maestro es el que “sabe” y el alumno es el que “ignora” una serie de saberes impuestos de manera dogmática por las leyes establecidas y, para lograr la determinación del sujeto por el objeto de conocimiento -de tal manera que se ajuste al mismo-, la ciencia debe permanecer estática. Los saberes se transforman en “doctrinas fijas” debido a la necesidad ontológica de que la realidad educativa no cambie porque que no conviene a los intereses de las disposiciones imperantes.

El alumno es tratado como “objeto del acto educativo”, como un “cántaro vacío” en el que el maestro vierte las “aguas del conocimiento”. Se pretende un determinismo absoluto, al grado de suponer que el alumno -por sí sólo- no es capaz de conocer la realidad.

Se supone que los alumnos “excelentes” son aquellos que obtienen los más altos promedios de la escala de calificaciones y la motivación es extrínseca a manera de incentivos o estímulos tanto positivos (premios) como negativos (castigos) con la intensión de fortalecer la determinación de los alumnos.

Los hábitos que se tratan de imponer a los demás no tienen nada que ver con la realidad (calidad, excelencia, eficiencia) y sólo son “inventos de la inteligencia” del sujeto cognoscente (idealismo). En esta teoría se da existencia a un discurso sobre un objeto que -en la realidad- no existe, ni está presente utilizando para ello una metodología de la enseñanza basada en objetivos instruccionales. Se estima que se aprende acatando instrucciones.

Debido a que el orden en que se pretende determinar a los demás de manera permanente es sólo la ilusión de los intereses establecidos o que se pretenden establecer o fortalecer, la inteligencia del sujeto cognoscente divide la realidad en dos (dualismo): aprobados y reprobados con la intención de encontrar motivos que justifiquen la exclusión del sistema educativo de aquellos alumnos que, por alguna razón, no pudieron ser determinados por el discurso oficial.

De esta manera, se elabora un discurso teórico de tipo racional con conceptos y criterios de verdad inmanentes: la verdad es la concordancia del pensamiento consigo mimo: “un alumno excelente es aquel que obtiene diez en la escala de calificaciones”. El término “excelencia” es un concepto inventado por la razón humana para poner orden y determinar a los demás de manera permanente que, generalmente, nada tiene que ver con la realidad que se experimenta.

4.2 Implicaciones ontológicas de suponer la existencia y/o inexistencia de la realidad en la teoría humanista de la educación.

En el discurso educativo humanista se pueden apreciar claramente las consecuencias ontológicas de haber resuelto los problemas del conocimiento en general -y en particular- el de la existencia y/o inexistencia de la realidad, con los sentidos: en estos saberes, son los sentidos del sujeto cognoscente los que aprecian el desorden de la realidad educativa (empirismo).

Los sentidos del sujeto cognoscente proporcionan el supuesto necesario para resolver el problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad: el sujeto debe determinar al objeto del acto educativo: subjetivismo. Por ello los fines de la educación son personales o individuales, se trata de promover la autorrealización del alumno, estimulando sus potencialidades para que lleguen hasta la altura máxima que la especie humana pueda alcanzar.

Se estima que la realidad cambia y se transforma constantemente (relativismo) y, debido a ello el aprendizaje se entiende como un proceso que modifica la percepción de la realidad, derivado de la reorganización de yo y como significativo o experiencial: cognoscitivo y afectivo (auto-promovido).

Se supone que la realidad educativa varía o cambia de un alumno a otro, porque se concede que se encuentra en constante cambio o movimiento (subjetivismo), debido a ello el profesor es tratado como un facilitador del aprendizaje del alumno, proporcionándole las condiciones para que éste aprenda de manera autónoma, a partir de sus potencialidades y necesidades individuales.

Se concede que la realidad educativa tiene existencia propia e independiente del sujeto cognoscente (realismo), porque impacta sus sentidos, con la salvedad de que a todos y cada uno de los individuos les impresiona de manera diferente; es decir, todos percibimos la misma realidad, pero de manera disímil. Es por ello que el alumno es visto como un ente completamente único y desigual, un ser con iniciativa y necesidades personales de crecer, capaz de autodeterminación y con la potencialidad de desarrollar actividades y solucionar problemas, una persona total que posee afectos y tiene vivencias particulares.

Se aprecia que la realidad es única (monismo) y, en ese sentido, dicha unidad permite motivar las experiencias, ocupaciones y comunicación, es decir, los procesos de formación, más que el resultado positivo o negativo que propone el conductismo.

De esta manera, la teoría en comento posibilita la construcción de un discurso de tipo sensual que, además de lo comentado párrafos antes, tiene la virtud de proponer una metodología de la enseñanza consistente -entre otras cosas- en trabajar con problemas percibidos como reales, proveer recursos, tomar acuerdos, compartir clases, hacer trabajo de investigación y promover grupos de encuentro.

Se especula que la verdad es la concordancia del pensamiento con el objeto pensado (trascendencia) y, en ese sentido, se promueve la autoevaluación estimando que únicamente el alumno puede conocer hasta dónde se ha promovido su autorrealización.

4.3 Implicaciones ontológicas de suponer la existencia y/o inexistencia de la realidad en la teoría genética de la educación.

En el discurso educativo psicogenético se pueden apreciar claramente las consecuencias ontológicas de haber resuelto los problemas del conocimiento, en general -y en particular- el de la existencia y/o inexistencia de la realidad, con la razón (primero) y los sentidos (después): en estos saberes, son la razón y los sentidos del sujeto cognoscente los que aprecian que la realidad educativa se encuentra inmersa en estados intermitentes entre el orden (razón) y el caos (sentidos) (apriorismo).

La razón y los sentidos del sujeto cognoscente proporcionan el supuesto necesario para resolver el problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad: se supone que todos y cada uno de los sujetos cognoscentes venimos a este mundo como “formateados” para percibir ciertas cosas sí y otras no, y se presume además que lo que se puede percibir es representado de forma distinta por cada sujeto, como “fenómeno”: fenomenalismo. Por ello los fines de la educación son fenomenológicos, se trata de ayudar a los alumnos a potenciar su desarrollo y promover su autonomía moral e intelectual en la intensión de formar alumnos críticos, inventivos y descubridores.

Se estima que la realidad educativa se encuentra en estados intermitentes, entrecortados o discontinuos de quietud y movimiento (criticismo) y, debido a ello el aprendizaje se entiende como un proceso de adquisición de conocimientos, en el sentido una serie de asimilaciones de contenidos que requieren acomodación por parte del sujeto.

Se concede que la realidad educativa varía o cambia de un alumno a otro, porque se supone que se encuentra en constante cambio o movimiento (criticismo), debido a ello el papel del profesor consiste en ayudar al educando a construir su propio conocimiento, promover su desarrollo y autonomía y una atmósfera de reciprocidad, respeto y autoconfianza.

Se supone que la realidad educativa tiene existencia propia e independiente del sujeto cognoscente pero que cada sujeto la construye de manera diferente, porque impacta sus sentidos, con la salvedad de que a todos y cada uno de ellos les impresiona de manera desemejante, como fenómeno en el tiempo, el espacio y las circunstancias (fenomenalismo). Debido a ello el alumno es visto como un constructor de su propio conocimiento.

Se aprecia que la realidad es plural y, en ese sentido, dicha pluralidad permite motivar al alumno de manera intrínseca y extrínseca: como producto de los desequilibrios (conflictos cognoscitivos) provocados por la contradicción (tematización consciente) para pasar a un nivel superior de comprensión. Por ello se promueven conflictos cognoscitivos para inducir estados de desequilibrio que motiven a aprender.

De esta manera, la teoría en comento posibilita la construcción de un discurso educativo de tipo mixto (racional-sensitivo) que, además de lo comentado párrafos antes, tiene la virtud de proponer una metodología de la enseñanza consistente -entre otras cosas- en promover una enseñanza directa: actividad, iniciativa y curiosidad; se crean condiciones propicias (lógico-matemáticas); se diseñan situaciones para adquirirlo por la experiencia del descubrimiento o contacto directo (físico);  y se enseñan (social y convencionalmente) o mediante animación para su apropiación o reconstrucción (social no convencional).

Se especula que la verdad es la concordancia del pensamiento consigo mismo y, a la vez, con el objeto pensado (inmanencia-trascendencia) y, en ese sentido, se evalúan procesos cognoscitivos escolares que se dan tanto en lo ideal como en lo real.

4.4 Implicaciones ontológicas de suponer la existencia y/o inexistencia de la realidad en la teoría sociocultural de la educación.

En el discurso educativo sociocultural se pueden apreciar claramente las consecuencias ontológicas de haber resuelto los problemas del conocimiento -en general- y en particular el de la existencia y/o inexistencia de la realidad, con los sentidos (primero) y la razón (después): en estos saberes, son los sentidos y la razón del sujeto cognoscente los que aprecian que la realidad educativa se encuentra inmersa en estados intermitentes entre el caos (sentidos) y el orden (razón) (intelectualismo).

Los sentidos y la razón del sujeto cognoscente proporcionan el supuesto necesario para resolver el problema de la existencia y/o inexistencia de la realidad: se estima que ésta existe con independencia de que sea percibida o no por la inteligencia humana y que todos y cada uno de los sujetos nos la representamos de manera diferente, como fenómeno: fenomenalismo. Por ello los fines de la educación son fenomenológicos, se promueve el desarrollo sociocultural e integral del alumno.

Se presume que la realidad educativa se encuentra en estados intermitentes, entrecortados o discontinuos de movimiento y quietud (criticismo) y, debido a ello el aprendizaje se entiende como la negociación de zonas de desarrollo próximas, de tal manera que se integre el nivel de desarrollo actual con el potencial, mediante un diálogo entre el niño y su futuro.

Se concede que la realidad educativa varía o cambia de un alumno a otro, porque se supone que se encuentra en constante cambio o movimiento (criticismo), debido a ello el papel del profesor consiste en crear y negociar zonas de desarrollo próximas, entendido el profesor como un experto que guía y mediatiza los saberes socioculturales que se deben aprender e internalizar.

Se supone que la realidad educativa tiene existencia propia e independiente del sujeto cognoscente pero que cada sujeto la construye de manera diferente, porque impacta los sentidos del sujeto cognoscente, con la salvedad de que a todos y cada uno de ellos les impresiona de manera desemejante, como fenómeno en el tiempo, el espacio y las circunstancias (fenomenalismo). Debido a ello el alumno es visto como un ente social, protagonista y producto de las múltiples interacciones.

Se aprecia que la realidad es plural y, en ese sentido, dicha pluralidad permite motivar al alumno de manera intrínseca y extrínseca: personal y social.

De esta manera, la teoría en comento posibilita la construcción de un discurso educativo de tipo mixto (sensitivo-racional) que, además de lo comentado párrafos antes, tiene la virtud de proponer una metodología de la enseñanza consistente -entre otras cosas- en crear zonas de desarrollo próximas, trasladando al educando de los niveles inferiores a los superiores de la zona, prestando un cierto grado necesario de competencia cognoscitiva, guiando con una sensibilidad muy fina, a partir de los desempeños alcanzados paulatinamente por los alumnos.

Se especula que la verdad es la concordancia del pensamiento con el objeto pensado y, a la vez, consigo mismo (trascendencia-inmanencia) y, en ese sentido, la evaluación consiste en determinar el nivel de desarrollo potencial (las competencias emergentes que son puestas de manifiesto por las interacciones con otras que les proveen contexto) Veamos la tabla 4.

Tabla 4. EL DISCURSO EDUCATIVO A PARTIR DE LA NECESIDAD ONTOLÓGICA DEL SUJETO COGNOSCENTE, LA FACULTAD COGNOSCITIVA UTILIZADA PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA Y/O INEXISTENCIA DE LA REALIDAD Y, CONSECUETEMENTE, EL SUPUESTO FILOSÓFICO EN EL QUE SE UBICA LA TEORÍA:

TEORÍA EDUCATIVA:

PROBLEMA FILOSÓFICO DEL CONOCIMIENTO:

NECESIDAD ONTOLÓGICA DEL SUJETO COGNOSCENTE:

FACULTAD COGNOSCITIVA CON LA QUE SE RESUELVE EL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA Y/O INEXISTENCIA DE LA REALIDAD

SUPUESTO FILOSÓFICO EN EL QUE SE UBICA EL DISCURSO EDUCATIVO

DISCURSO EDUCATIVO (COMO EJEMPLO: LOS FINES DE LA EDUCACIÓN)

CONDUCTISTA

¿Puede existir el objeto por conocer con independencia del sujeto cognoscente?

INEXISTENCIA

LA RAZÓN

IDEALISMO

Controlar la conducta humana

HUMANISTA

EXISTENCIA

LOS SENTIDOS

REALISMO

Promover la auto-realización

PSICOGENÉTICA

INEXISTENCIA-EXISTENCIA

LA RAZÓN Y LOS SENTIDOS

FENOMENALISMO

Ayudar a potenciar el desarrollo del alumno y promover su autonomía moral e intelectual

SOCIO-CULTURAL

EXISTENCIA-INEXISTENCIA

LOS SENTIDOS Y LA RAZÓN

FENOMENALISMO

Promover el desarrollo socio-cultural e integral

Fuente: elaboración propia.

CONCLUSIONES

¿Cuál de todos los fines de la educación de las diferentes teorías analizadas es el mejor? Respuesta: ninguno. En términos epistemológicos sólo son conjeturas, suposiciones, presunciones, hipótesis, cálculos, creencias u opiniones derivadas de la razón, los sentidos o de ambos y, ontológicamente, la elección dependerá de los intereses existenciales de la persona o grupo de personas que los utilicen y, en ese sentido, de los supuestos filosóficos en los que se ubique el discurso educativo.

Se puede estimar que los seres humanos no venimos a este mundo con las facultades necesarias para conocer la esencia de la realidad educativa y que, por lo mismo, lo único que podemos hacer, en términos cognoscitivos, es elaborar un mapeo de la misma (definición, características, función, finalidad, clasificación, elementos, etc.) utilizando para ello nuestras facultades (razón y/o sentidos) con las que elaboramos ciertos supuestos para resolver los problemas del conocimiento dependiendo de nuestros intereses ontológicos.

Existe una relación de dependencia entre los supuestos filosóficos que se utilizan para resolver el problema filosófico de la existencia y/o inexistencia de la realidad, las facultades cognoscitivas que se manejan para tal efecto, los intereses ontológicos del sujeto cognoscente y el discurso teórico que se construye en todas y cada una de las teorías analizadas.

Todo lo anterior se reduce a existencia y/o inexistencia de la realidad. Si se desea “inventar” una institución, se argumentarán razones para ello; si se quiere derribarla, los sentidos proporcionarán los argumentos necesarios y; si se necesita conciliar los contrarios, se podrán utilizar ambas cualidades.

En ese entendido, se sugiere que los seres humanos debemos ponernos de acuerdo sobre lo que vamos a entender por determinados conceptos teóricos con miras a resolver nuestros problemas educativos de forma más equitativa.

REFERENCIAS

Cassirer, E. (1986). El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia modernas I. Editorial Fondo de Cultura Económica.

Cassirer, E. (1986) El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia modernas II. Editorial Fondo de Cultura Económica.

Gaarder, J. (2001). El mundo de Sofía. Novela sobre la historia de la filosofía. Patria/Siruela.

Guzmán, J. C. y Hernández Rojas, G. (1993). Implicaciones educativas de seis teorías psicológicas. CONALTE - UNAM.

Hessen, J. (1999). Teoría del Conocimiento. Porrúa

Locke, J. (1994). Ensayo Sobre el Entendimiento Humano (tomo I) Gernika.

Polo, L. (2006). Curso de teoría del conocimiento. Tomo I. Ediciones Universidad de Navarra.

Runes, Dagoberto D. (1998). Diccionario de filosofía. Grijalbo.

Verneaux, R. (2011). Curso de filosofía tomista. Epistemología general o crítica del conocimiento. Herder.